lunes, 2 de junio de 2014
Japón comienza a soltar agua subterránea de Fukushima al mar.
La acumulación de agua radiactiva se ha convertido en un quebradero de cabeza para los técnicos de la central nuclear de Fukushima Daiichi, destrozada por el terremoto y el tsunasmi que arrasaron la costa nororiental de Japón el 11 de marzo de 2011. Y, ante el volumen creciente y la falta de espacio para seguir almacenándola, han aplicado el pasado miércoles 25 de mayo una decisión drástica, aceptada en marzo por los pescadores de la zona: el vertido al océano de agua subterránea de la planta con niveles de contaminación inferiores al límite legal. Hoy, han soltado de forma puntual 561 toneladas (561 metros cúbicos). La organización medioambiental Greenpeace ha cuestionado la medida, que, según dice, está basada en la falta de alternativas.
Además del agua utilizada para refrigerar los reactores dañados, los ingenieros japoneses tienen que hacer frente al agua subterránea que fluye desde las colinas cercanas. Alrededor de 400 toneladas entran cada día en los sótanos de los edificios de los reactores, donde se mezclan con agua muy radiactiva empleada en la refrigeración. Los trabajadores bombean el líquido resultante, lo tratan y lo almacenan en más de 1.000 depósitos que ocupan la instalación. Pero los tanques que contienen el agua más radiactiva están casi llenos, y la solución del problema es clave para poder avanzar en el proceso de desmantelamiento de la central, que durará 30 o 40 años.
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